Epilogo
Ya no tendrá sus dolencias
Porque se fue de este mundo
Sumergida en el profundo
Misterio de las ausencias
De las doradas gavillas
Que en el rastrojo cayeran
Limpiando la sementera
Va recogiendo semilla
Ayer sembró la simiente
Que hoy florece y fructifica
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que, cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que, en todo su ancho
Graba noche y día grillos y canarios;
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos, que es mi propio canto