La Rosa Del Adiós
La larga noche del invierno
se encendió cuando bajo mano
el rosal hizo una rosa
más roja que la sangre.
Último suspiro del verano.
Prenda de la bonanza.
Pájaro que cayó del nido.
Festeja con un rayo de sol
al abrigo de un ciprés;
¿llegas tarde o demasiado temprano,
maravilloso malentendido?
Nacida a contracorriente
desafiando las heladas
y plantándole cara al viento.
Como una flor de papel
no escucharás el zumbido
de las abejas chupándote
ni esparcirás ningún perfume.
Nunca te regalará el sol
el sueño de la siesta
ni los atardeceres de julio.
Pero antes de que te ahoguen
las impacientes manos del invierno
la tarde te mira y se alegra,
se detiene y se sorprende
con una pequeña y breve
-como la flor de tus labios-
rosa roja del adiós.