El primo de un amigo
Me encontré con las cenizas de los huesos de tu voz,
Y al final estas botellas tienen pasado en su interior.
Yo no soy nadie muy grande, y no tengo una mansión.
A decir verdad, lo que tengo no llena mi canción.
Y tengo tanta experiencia en esperar y esperar,
Que se me pasa la vida y las ganas de buscar.
No llegan hienas pintadas, ni siquiera al pantalón.
Son las noches descorchadas las que te hacen falta hoy.
Maldita sea la suerte que te haces.
Más bien la falta de suerte por lo inmóvil de tus pies.
Y vas en tu mundo verde, apurado al caminar.
Te sacan jeringas de agua cuando vas al hospital.
Y esto es todo lo que veo, tormenta de cotillón.
Te falta un par de balones para confrontar.
Y sigue la calecita. No llegas nunca a un lugar.
Si tenés tantas sortijas, no te van a servir más.
Busca el detonador de tu simpleza en la belleza que te brinda el sol.
Quería despertar pasiones, y hacer la canción sin fin.
Vivir todas las historias de taxis libres por ahí.
Y aprendió que el bondi llega cuando menos lo esperas,
Y volví a odiar las cenas porque sacan tiempo de cantar.
Nunca se sube a aviones. Su montaña es tu alplax.
Quiere un mundo de colores. Mandarinas saborear.
Y extraña a los amigos que no están acá.
Y borracho los invita al bar de la esquina.
Busca el detonador de tu simpleza en la belleza que brinda el sol.