Tardes
Tardes manoseando la palabra viernes,
desenredando mi fin de semana.
Tantas tardes.
Luego pasa tan rápido y no puedes verlo,
quieres tocarlo pero ya se ha ido.
No lo has visto.
Y otra vez echo de menos mi ración de vicio.
Hago películas sin presupuesto, y me duermo.
Y me cuelgo en el trapecio de los cinco días,
como un murciélago de sangre fría.
Y te llamo.
Mi caballito de mar, mi desequilibrado.
Me dejaría matar por una galopada.
Mi caballito de mar, mi desequilibrado.
Me dejaría matar por ver lo que tú ves.
Enero, la cuenta empieza en el minuto cero.
Miro el horóscopo de las revistas, y me río.
Y veo cómo pasan los años noventa.
Y cómo cambian de lugar las piezas, las fronteras.
Y otra vez, echo de menos mi ración de vicio.
Hago películas sin presupuesto, y me duermo.
Y me cuelgo en el trapecio de los cinco días,
como un murciélago de sangre fría.
Y te llamo.
Mi caballito de mar, mi desequilibrado.
Me dejaría matar por una galopada.
Mi caballito de mar, mi desequilibrado.
Me dejaría matar por ver lo que tú ves.