La Reclusa
Y si así fuera
daría la vida,
por un solo abrazo
una sonrisa perdida.
Nos fundiremos
los dos en un cuerpo,
sellando ante todos,
nuestro amor eterno.
- Caballero, hay que cerrar
- Pórtese conmigo ¡fíeme otra más!
- Está bien por esta noche ¡váyase ahora a descansar!
- Yo por Orco lo maldigo o ¿me estáis echando del local?
- Tiene una mujer en casa esperando verlo llegar
- ¡Mala esposa es la que ni a su marido deja acercar!
Y así todas las noches
desafiando al Santísimo
entre arcadas de lo bebido,
y convulsiones nerviosas.
La misma jodida esquina
donde amontonan las bolsas,
que recogen hombres de otro mundo
siendo solo el único testigo.
Meto los faldones en el pantalón
me aliso el cabello, tarareo una canción
el colegio de la cría, el alquiler del televisor
¡hace tanto tiempo que no hacemos el amor!
¿No será que se lo hace con otro?
Ese mismo a quien el otro día
puso la mejor de sus sonrisas
mientras de rabia yo me contenía?
¿Qué ha quedado de ese amor jurado?
“Te querré siempre mientras vivas”
antes de escupirme: “¡Tirano!”
y recluirme por siempre en olvido.
A oscuras tanteo por la habitación
llegando hasta el lecho guiado por su respiración.
Un cuerpo desnudo alimentando una pasión
un rostro marchito, falto de expresión.
Clava cruelmente las uñas en mi mejilla
grita y jadea como una poseída
la abofeteo hasta dejarla rendida
deshecha en lágrimas no aplaca mi ira.
¿Qué ha quedado de ese amor jurado?
“Te querré siempre mientras vivas”
antes de escupirme: “¡Tirano!”
y recluirme por siempre en olvido.