Nuestras Soledades

Neidos:
Nacimos libres y salvajes
e hicimos fuerte el fuselaje bajo las cloacas de occidente.
Nos preguntamos para qué fuimos llamados.
Y, por esta obediencia que en esencia es deprimente,
muchos no saben dónde irán: cotizan y se marginan.
Algunos ni imaginan un futuro, te imaginas?
Anginas, un despido y sin propinas.
Ya me dirás como pillas medicinas.
Otros sobreviven presos.
Café tras café... Para escapar expreso de la soledad se expresan.
Testigos del vértigo,
sintiendo la pobreza entre el silencio de unos besos.
Nunca sienten ser los que han ganado.
En su nuca pesa una humanidad mórbida,
y una existencia líquida donde la opresión se filtra.
Son asfixia, son carcoma, son ganado.
Y están hartos de sentirse faltos,
por los golpes del Estado sin respuesta.
Pues para que crezca hierba fresca hay que agrietar asfalto.
No hay paciencia en la miseria de un enfado.
Y uno al lado del otro,
despojados de lujos se miran a los ojos,
mientras respiran en reposo el aroma del ocaso
esparcido en los latidos de la ciudad calabozo.

Microbio:
Pero no todo se compra con dinero,
aunque te quieren vender el cielo, parcero.
Pero voy por otro sendero
porque lo que yo quiero no van a regalármelo.

Preocupado nunca dejo de estar porque me jode veros deforestar,
por eso creo que debo protestar.
Casi seguro debo de molestar a los que creen tener la potestad
de orquestar estos ataques
contra lo natural y el bosque.
Somos de la urbe, no del medio rural. Yo crecí a la vera del mar.
Pero se de cómo se elabora el mal.
Cuando se abren las cloacas, en la playa ves la mierda flotar.
Aún recuerdo el alquitrán en mis pies cuando había pesca.
Ahora un puerto olímpico y yates y toda la pesca.
Ya te das cuenta de a lo que apesta?
Pelotazo urbanístico a la vista.
Presta atención a la pista cuando se presenta.
Han puesto otra parcela a la venta.
Le están haciendo mobbing a una pensionista
que ya no tiene a nadie que le diga que resista.
El pueblo no rechista, está siempre esperando una chispa
y al final es con su entorno inmediato con quien se crispa.
Paga mi mal humor un familiar o un amigo
con el que sé que tengo todo en común y que no tiene sentido.
Voy a ponerme Ocho Apellidos Vascos
y a reírme del racismo rancio que nos profesamos.
Mientras ahí fuera sigue habiendo hardcore:
reputados diputados imputados y desalmados narcos.

Pero, no todo se compra con dinero,
Aunque te quieren vender el cielo, parcero,
Pero, voy por otro sendero,
Porque lo que yo quiero no van a regalármelo.

Neidos:
Convivimos entre las derrotas
defendiendo un refugio de amor
y un instante de cielo para agrietar la apatía
al final de un día agotador.
Así que no te alejes de mí,
también yo siento el asco y el miedo.
Ciudades llenas de gente vacía y febril
aspirando a sonreír.
Así que no lo dejes morir.
Hazlo solo por estos momentos.
Tal vez algún día juntemos aliento para huir
de este inmenso polvorín.

Still ill:
Estáis mal, y no quiero ser yo quien os lo diga,
pero si uno grita cada día pienso yo que no es normal.
Es un percal inmenso.
Cada decepción es una carga para la espalda, cómo vas a sacar pecho?
De hecho, hace tanto que no vibras
que el entorno se marchita y te limita.
Te invita a discutir a la mínima nimiedad,
y a mí no me da ni para aliviar tu soledad.
Lo presencio en silencio al otro lado de la línea.
Maldita ciudad y maldita vida.
Hay prisa para todo menos para quien pide ayuda. Esta pared es dura,
y en la voraz burbuja solo hay paz para quien se lucra.
A quien se nutra con veneno que le cunda.
Aquí el debate abunda y se secunda la bondad sin duda alguna.
La voluntad puntúa. Actúa.
Pero no es por voluntad que estés más solo que la una.
Traer hijos al mundo? Pues menudo compromiso.
Y aun me lo pregunto cuando apenas pago el piso.
Serán solo otra mano dando de comer al amo,
pero reclamo mi parcela de amor en el bullicio.
Paradlo que me bajo en la siguiente.
Entiende que este tren demente no me represente.
Aunque no sea suficiente, entiende que haga poco y lo lamente,
pero libre no nos queda ni la mente.

Microbio:
Pero, no todo se compra con dinero,
Aunque te quieren vender el cielo, parcero,
Pero, voy por otro sendero,
Porque lo que yo quiero no van a regalármelo.

Vito:
Colmena humana, la ciudad es marabunta:
un crisol de soledades que conjuntan.
No se toman de la mano, pero suben juntas
al metropolitano en hora punta.
Soledad vigilante y digital,
transitada, recetada y legal, por eso abunda.
Y a plena luz del día sigue oculta
cuando se pasea perfumada y nauseabunda.
Y nadie sabe por qué, pero sin debate se secunda
esta soledad sin matiz, de raíz profunda.
Soledad absurda que niega lo que el cielo inunda
en la oficina y la consulta.
Porque callando nos insulta
esta soledad que incinera y que sepulta
donde la ciudad construye y luego derrumba.
Soledad de mirador y catacumba.