Quemar el Mar

Neidos:
El poder de un paisaje puede devolver
cada momento que has perdido y se ha quedado atrapado.
Hacer planes y ver que todo está por hacer,
que para tanto nunca estás preparado.
Y ahora estallará esta vida que esperabas, te aparecerá en clarianas,
reconocerás la esencia.
Te reclama Ven, chaval, y como un vendaval,
arrasa todo cuanto has sido y reconstruye tu inocencia.
Y al subir al cielo en la azotea
florecen archipiélagos de ideas, y en mi piel una odisea.
En tu lengua hay una hoguera.
Amanece suave y cura poco a poco.
Sabes que avanzamos por la holgura de los márgenes.
Saboreamos veranos donde no seamos extraños.
Fantaseamos, porque ahí fuera
la realidad nos desespera, no tolera y hace daño.
Y antes de que te engulla la abulia, a quemarla.
Te ofrezco mis palabras: Omnia sunt comunia.
Compartimos las penurias
repartiendo los segundos con los tuyos como lluvia.
Y si al horizonte subes,
los dramas de un mes te dan lo que les des.
Si lo sientes, no dudes. Hazte caso, de veras.
Piensa cuantas veces podríamos, seríamos, podrás.

Microbio:
Estábamos sentados en el borde del mundo
contemplando la inmensidad,
pensando en si quedarnos o tirarnos y punto
y llevarnos por delante el mar.
Óyeme, oye ma,
tú consigues que lo queme y que me dé todo igual,
y por fin volar
de esta cárcel de normas.

Siempre que salto a la palestra
lo hago con la mente puesta en esta verdad: la música nos completa,
nos revitaliza, nos alienta,
nos quita la tontería del tirón, nos alimenta,
nos hace vibrar en las frecuencias más altas,
nos evita el malestar y nos encanta, y eso no nos lo podrán quitar.
Los colegas, las cervezas, las historias de la peña
Bailes que la luna llena nos enseña.
Lo que se oferta en esta fiesta es para que te diviertas,
experimentar libertad y cimentar la mente abierta.
No es lo que tengas, ni es como perreas,
ni es tu aspecto, eso no te lo creas.
Si a la gente le gustas es por las ganas de vivir que desprendes,
por eso me alegro si mi canción alegra a algún depre.
Yo rapearé como se debe, que la vida es breve
y este sistema nos agrede (cómo se atreve?), pero aquí estamos bien.
Tenemos algo de beber y buen ambiente
y gente diver divergente que respeta, que te rula el peta,
que si estás cojo te hacen de muleta.
Gente que no te dejaría en la cuneta. Esos me representan!
He estado pensando en si conectas.
Te lo quiero dejar claro en estas letras: yo lo flipo cuando tú estás.
Tengo algunos versos dando vueltas al planeta,
y es afecto que me afecta y que te debo. Algo en lo que pensar.

Estábamos sentados en el borde del mundo
contemplando la inmensidad,
pensando en si quedarnos o tirarnos y punto
y llevarnos por delante el mar.
Óyeme, oye ma,
tú consigues que lo queme y que me dé todo igual
Y por fin volar
de esta cárcel de normas.

Era como un juego, y lo tuvimos que quemar.
Vinimos a vivir, no a morir, no a matar.
Qué arda el mar!

Still ill:
Fueron tantos años en el barro
Honestamente en esta mente no siempre se vence al solitario.
Dolió dejar el pueblo, luego el barrio.
Si aún estamos aquí es porque el instante que nos une es necesario.
Porque es sanador, revelador, depurador y sabio.
Como tenerte al lado y estar cómodo.
Como escuchar la nota y sentir algo en el estómago.
La cabeza aleja la maleza y el corazón dice Gózalo!.
El mundo que queremos es real en este trance.
Si quieres que avance dale chance.
Si toda la energía corresponde y tú lo puedes contemplar,
no es casualidad es la esperanza que se expande.
Y si hay algo mejor que ser feliz, lo juro, es ser feliz en grupo.
Si no ves bien el bolo, yo te aúpo.
Ocupo tu rulot y cumplo el cupo.
Me gustas cuando cantas. Las balas que disparas van cargadas de futuro.
Se estuvo tan a gusto viendo el mar desde andén
que fue lo más prudente dejar escapar el tren,
faltar ese día a clase por seguir así el viaje.
Respirar y acabar juntos la frase.

Microbio:
Qué arda el mar!
Era puro fuego y nos pusimos a jugar.
Cerrar los ojos y saltar y mojarse, y dejarse llevar.

Estábamos sentados en el borde del mundo
contemplando la inmensidad,
pensando en si quedarnos o tirarnos y punto
y llevarnos por delante el mar.
Óyeme, oye ma,
tú consigues que lo queme y que me dé todo igual,
y por fin volar
de esta cárcel de normas.
Y tú consigues que lo queme y que me dé todo igual.
Tú consigues con tu fuego que arda el mar.
Tú consigues que lo que me queme dé todo igual.
Y quemar esas miserias hasta la ceniza.
Y tú consigues que lo que me queme dé todo igual.
Y como un indígena tiznarme las mejillas.
Y tú consigues que lo queme y que me dé todo igual.
Y volver a la batalla libre y salvaje.